martes, 5 de mayo de 2009

La Arquitectura del Renacimiento Español.

Dentro del renacimiento español, debemos hablar del estilo purista y de la obra de Juan de Herrera.

1.-El estilo Purista.
La arquitectura del Renacimiento se va simplificando y elimina el exceso de carga decorativa, típico del plateresco, por la influencia italiana.
Diego de Siloé adecuó las formas renacentistas a la esbeltez, espaciosidad y estructura de la catedral gótica. Hizo el interior de la Catedral de Granada, donde está la tumba de los Reyes Católicos.
Es un templo de planta gótica iniciado por Enrique Egas. El problema era cómo darle altura sin utilizar elementos góticos. La solución fue una combinación muy original. Puso pilares con medias columnas clásicas adosadas hasta cierta altura. Sobre estas columnas puso una especie de entablamento de varios cuerpos, y sobre éste labró un nuevo pilar con pilastras adosadas que duplica la altura del soporte sin romper las proporciones renacentistas. Algunos autores creen que se inspira en el doble soporte de la Mezquita de Córdoba. Recubre todo con una bóveda de media naranja.



Otro autor del purismo es Andrés de Vandelvira, que practica el clasicismo, aunque con un gusto propio ya de manierismo. Destaca la Catedral de Jaén y la Iglesia del Salvador de Úbeda, en la que emplea cariátides en la portada. Esta es la catedral.



Pedro Machuca viajó a Italia y allí descubrió a Miguel Ángel, del que se hizo admirador. En Granada hizo el Palacio de Carlos V, dentro de la catedral. Su fachada es de gran monumentalidad. Tiene el almohadillado “cuatrocentista”, que se sustituye en piso alto por frontones alternantes, triangulares y curvos. Introduce así el estilo de Miguel Ángel.



Alonso de Covarrubias es el más clasicista y su obra más desornamentada. Es el arquitecto real de Carlos V. Destaca en Alcázar y el Hospital de Tavera en Toledo.



Rodrigo Gil de Hontañón evoluciona desde formas góticas hacia formas renacentistas. Destaca la Universidad de Alcalá de Henares. Su fachada es de diseño unitario y armónico. Son dos cuadrados rematados en una galería corrida, que flanquean una portada coronada por un frontón triangular.


2.- El Escorial y el arte de Juan de Herrera.

El Monasterio de el Escorial se hizo para conmemorara la Victoria de San Quintín (10 de agosto de 1.557).
Los planos se deben a Juan Bautista de Toledo. Tras su muerte, su discípulo Juan de Herrera continúa con la obra.
Es un monasterio, templo, palacio y biblioteca.
Juan Bautista de Toledo se formó en Italia y colaboró con Miguel Ángel en la basílica de S. Pedro del Vaticano.
Juan de Herrera, de acuerdo con su formación matemática, confirió al monasterio una estructura más unitaria y simétrica. Su estilo renacentista de corte manierista, llamada herreriano en su honor, fue imitado hasta entrado el siglo XVII.



El exterior del edificio, de granito, es austero y sólido. Tiene cuatro torreones en los extremos y sus muros está plagados de ventanas cuadradas, sin molduras ni cornisas.
Loas cubiertas son de pizarra negra. Las tejados rematan en chapiteles y en bolas de granito.

La fachada principal, al oeste, rompe la monotonía del edifico con un doble piso de columnas dóricas gigantes rematado por un frontón. En el interior de la hornacina hay una imagen de San Lorenzo.





Detrás de esta entrada está el patio de lo Reyes, desde donde se accede a la iglesia.



Su planta tiene forma de parrilla invertida, ya que S. Lorenzo fue martirizado en una.




Esta planta es un modelo de simetría y de unidad. El eje central empezaría en la entrada principal, cruzaría el patio de los reyes y continuaría hasta la basílica y las estancias privadas de Felipe II, que se corresponde con esa especie de ábside que sobresale de la estructura.

Viendo este plano, la primera estructura cuadrada de la derecha es el monasterio y la de detrás es el claustro donde está el patio de los evangelistas.


La iglesia, bajo cuyo altar se encuentra el Panteón de los Reyes, es el centro neurálgico.

Este es el panteón de los Reyes.



Este es el interior de la basílica.



Está inspirada en la primera basílica de S. Pedro del Vaticano, por lo que tiene planta de cruz griega con una cúpula central sobre un cimborrio.

En lo que respecto al contenido de esta obra, cuando este Monasterio se construyó, España era la primera potencia económica y militar, y la monumentalidad del edificio respondía a este estatus.
También hay que tener en cuenta el contexto religioso. Felipe II creó un monasterio para ser su residencia y la de su corte. Esto hay que enmarcarlo en el título de rey católico que la monarquía hispana tenía. Felipe II debía de implantar la nueva religiosidad que surgió tras el Concilio de Trento.

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